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La de Peke es una triste historia pero un ejemplo de lo que se puede llegar a hacer cuando las personas se unen y no miran a otro lado. Una persona se lo encontró por la calle, desorientado y nervioso. No pudo dejarlo allí, así que, le llevó a su casa, era ya tarde, esa noche la pasaría a salvo, sin riesgo de ser atropellado. Al día siguiente lo llevó al veterinario, Peke tenía chip. Los veterinarios llamaron a la dueña, pero sin éxito, pasaron unos días y no lograban contactar con la familia de Peke, fue entonces cuando su rescatadora se puso en contacto con nosotros. Al leer el chip nos dimos cuenta de que, pese a que ya había transcurrido unos cuantos días, nadie había denunciado su pérdida. Recurrimos a la policía, efectivamente, no había denuncia interpuesta. Cuando lograron contactar con los dueños se confirmaron las sospechas de abandono. Peke ha vivido toda su vida en una terraza, sin tener los paseos necesarios para un perro de su energía, esto le ha generado ansiedad. Al llegar a nuestra protectora notamos cierto desequilibrio y desconfianza al principio, pero enseguida, con dos mimos, nos lo ganamos y se abrió, dejando al descubierto ese gran perro. Peke es un perro muy cariñoso e inteligente, pero aún muestra cierta desconfianza con algunas personas y no tolera bien algunos perros, sobre todo los machos grandes. Actualmente se está trabajando este problema con una educadora canina y poco a poco va dando pequeños pasos. Si quieres incluir a Peke en tu familia, hay dos cosas importantes a tener en cuenta, su alta energía y la necesidad de continuar con un educador canino.