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ADOPCIÓN CONJUNTA CON BROWNIE. La primera vez que vimos a LISA estaba en el chenil de la perrera, con un semblante triste y el miedo se podía ver en sus ojos. Era incapaz de mirarnos. Ahí estaba ella, en la última esquina, mirando a la pared sin apenas moverse. Y aunque abrimos la puerta para que pudiera salir si quería, en ese momento era incapaz. El miedo a los humanos era tremendo. Brownie y ella eran vecinos de chenil, sin embargo no se conocían realmente. Cada uno con su propia historia y en realidad con tanto en común... EL MIEDO PARALIZANTE. Aunque nosotros hacíamos nuestro mejor esfuerzo para demostrarles el lado bueno del humano, hay cosas que solo podían hacer el uno por el otro, y nosotros fuimos testigos de como se ayudaban mutuamente. Brownie enseñaba a Lisa a socializar con otros perros, le sacó su lado cachorril y juguetón que llevaba dentro, y que tristemente se había apagado. Cuando la vimos jugar con Brownie por primera vez fue tan emocionante, que los estábamos no nos movimos para no estropear el momento. Y Lisa le daba la confianza a Brownie de acercarse a nosotros en el reparto de chuches. Nuestra pequeña gran Lisa es una glotona, y una vez nos ganamos su confianza, no se perdía una (hacía cola varias veces para recibir más que ninguno). Y así fue construyéndose una bonita amistad entre ellos que les ha beneficiado y ayudado mutuamente para aprender a gestionar e ir superando sus miedos. Tanto, que lo que buscamos para ellos es una adopción conjunta, y aunque no lo parezca por el tamaño, ellos más que una gran casa, solo necesitan un trocito de tu corazón, un hogar donde les quieran y cuiden como se merecen.