Coala todavía era muy pequeñita para entender la horrible situación en la que se encontraba, indefensa ante la vida, pues aún era muy pronto para valerse por sí sola, la única compañía que tenía era su hermana Mofly, su mamá yacía junto a ellas fallecida. Seguramente no haya nada más doloroso que la pérdida de un ser querido.
A tiempo las encontraron, cuando tenían unos dos meses, pronto se recuperaron de la desnutrición. Crecieron y entraron a nuestra familia.
Coala no se separaba de su hermana, estaban aterrorizadas, no confiaban en nadie. Con el cariño constante se ha dado cuenta que lo único que va a recibir son caricias y juguetes a los que perseguir y atrapar.
Su mirada ha cambiado por completo.
Tienes que conocerla, cuando te vea te irá pidiendo tímidamente un montón de caricias, demuéstrale tu lado bueno y divertido y ella lo hará igualmente.
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