Mis datos

¿Cómo soy?

Mi historia

Antonio es más muñeco que gato. Un rubio salpicao de blanco, con dos lunas verdes por ojos, un morrito que estoy segura que es comestible (al menos un par de bocaos tiene) y sobre todo, un corazón de oro. Pa Antonio siempre está todo bien. Si le das un mimo te lo agradece como el que más y si llevas prisa no te entretiene. Si sirves la comida se acerca con calma -porque él todo lo hace así, con calma- y espera. Si puede ser de los primeros bien, sino tampoco nos vamos a pelear por eso. Empezó siendo un niñatillo a colarse en una casa donde se enteró él que daban bien de comer, y con el tiempo y las confianzas fue presentándose a diario cada día con más gente, sobre todo gatitos pequeños. No me extraña, ese es Antonio, un gato guapo, generoso y bueno. Sobre todo bueno. Es muy fácil quedarse prendida en esa mirada tan limpia, tan de cristal. Es muy fácil quererle. De su tiempo de supervivencia en la calle queda poco, pero hay algo que nunca perderá: el positivo a inmunodeficiencia. Significa que sus defensas están aletargadas y eso le hace más vulnerable a infecciones, por ejemplo. Y sí, puede convivir con más gatos. En todo este tiempo no ha enfermado nunca. Ni un resfriado, ni una tos. Sin embargo, el estigma de ese positivo le cerrará muchas puertas. Por suerte para él solo necesita que se abran unas: las del corazón de una familia tan increíble como él. Está en Sevilla y puede viajar a otras provincias.