Nuestra historia
ADAANA no tiene refugio propio, nuestros protegidos están repartidos en casas de acogida particulares y residencias caninas. Ayudamos a todos los que podemos, sin distinciones de su procedencia, estén en la calle, en perrera, etc., teniendo como único criterio: La emergencia de cada caso. El poder ubicarlos en un lugar seguro mientras les buscamos una familia responsable. Durante ese proceso, los animales son revisados exhaustivamente por los veterinarios colaboradores, vacunados, tratados por sus posibles dolencias, y esterilizados -si su edad y salud lo permite-, y todos son entregados a sus familias con información detallada sobre su estado de salud. Nuestra capacidad de acogida es limitada, privilegiamos la calidad de la atención dada a nuestros protegidos a la cantidad, sin hacinamiento y con el mayor control posible, tanto anterior a su adopción, como posterior. Éste será nuestro principal objetivo y nuestra lucha diaria, en concordancia con una filosofía más amplia, enfocada al respeto de los animales y la naturaleza en general, fomentando por todos los medios legales posibles: La prohibición del uso de animales en espectáculos, fiestas populares, peleas, o cualquier actividad que implique crueldad y maltrato. La colaboración necesaria con las autoridades competentes para la aplicación de la legislación vigente en cuanto a protección animal se refiere.